Sigilografía
Sigilografía
Definición de sigilografía, historia de los sellos.
En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española podemos encontrar una breve pero correcta definición, ajustada a la etimología de la palabra, para la sigilografía, que se describe como el "Estudio de los sellos empleados para autorizar documentos, cerrar pliegos, etc". La cual sólo difiere ligeramente de la definición dada por el Comité de Sigillographie, en la cual se trata de dar una perspectiva histórica para alejarla de su posición como ciencia auxiliar, para ello se la define como "La disciplina histórica que tiene por objeto el estudio de los sellos bajo todos sus aspectos y cualquiera que sea su época".
Ambas son definiciones correctas pero no por ello incompletas, en ellas se olvida la misión principal del sello, la de identificar una autoridad, por ello vamos a dar nuestra propia definición: La sigilografía es el estudio histórico de los sellos empleados para diversos fines (validar documentos, cerrar epístolas..) identificando a una persona o institución a través de la aposición de una matriz que contiene su signo propio, sobre un soporte maleable (cera, plomo) para así dejar una impronta con un valor identificativo.
Los sellos tienen un origen más remoto de lo que a priori podemos pensar, su precedente más directo son las bullas que se empleaban en Mesopotamia al menos desde el IV milenio antes de Cristo, aunque recientes hallazgos en las investigaciones de la arqueóloga Denisse Schmandt-Besserat las retrotraen hasta los comienzos del sedentarismo, por lo que estas esferas de arcilla en las que se marcaban diferentes transacciones comerciales con las imprentas del tipo de bien y la cantidad, pueden considerarse un precedente de la propia escritura.
En la antigüedad se usaron diferentes tipos de sellos, tenemos constancia que desde el IV milenio antes de Cristo en Mesopotamia (el periodo Uruk), existían los sellos cilíndricos de arcilla, cuyo uso también adoptó la civilización egipcia (Una buena colección de estos sellos se encuentra en el museo del Louvre). Los griegos desarrollaron el anillo sigilar, el cual convertía a la matriz en un objeto suntuoso y simbólico, al relacionarlo directamente con la autoridad que lo portaba. El anillo sigilar convive con el uso de la firma en la era romana, una costumbre que se hereda en los reinos bárbaros en época altomedieval y que en casos puntuales continuó utilizándose siglos después (se han constatado anillos sigilares de obispos ingleses del siglo XII y de algunos personajes húngaros del siglo XV).
Sin embargo, la sigilografía se centra especialmente en el estudio de los sellos medievales, método de validación documental de las principales cancillerías (papal, real, episcopal, condal...) del que se conservan numerosas muestras desde época altomedieval, pero que mayoritariamente se concentran entre los años 1200 y 1500 (su cenit se produce en la segunda mitad del siglo XIV), cayendo posteriormente en un lento pero progresivo desuso frente al apogeo de la documentación notarial y su signum como elemento validatorio.
La sigilografía y la diplomática.
La sigilografía como disciplina científica nace como parte de la diplomática. El término aparece plasmado por primera vez en 1875 dentro del tratado sobre diplomática imperial de Heumman, pero el valor jurídico de los sellos ya había sido percibido dentro de la obra de Mabillon.
Desde la perspectiva diplomática, el sello puede ser un factor externo del documento, un factor interno como elemento validatorio y también una prueba para determinar la tradición documental del acto jurídico (pudiendo detectarse falsos documentales por uso fraudulento de un sello o mediante su falsificación).
La sigilografía y el coleccionismo, la creación de tipologías.
El sello como objeto de arte y antigüedad tuvo un gran valor dentro del mundo del coleccionismo y de los anticuarios, un fenómeno que incidió especialmente en el siglo XIX cuando estas prácticas estaban en boga y no existía una noción clara del patrimonio histórico. Los sellos entraron dentro de los circuitos comerciales y el robo de estas pequeñas piezas se puso de moda, por lo que en la actualidad encontramos numerosos documentos que deberían de tener su sello pero que sólo mantienen su mención y la plica, mientras que sus sellos (los sellos sueltos) han formado parte no solo de colecciones privadas sino también de colecciones públicas, y es que la mayor parte de archivos tiene una sección facticia formada por sellos sueltos.
Actualmente el coleccionismo de estas piezas esta restringido por las leyes de patrimonio, pero todavía heredamos los estragos del fenómeno de los sellos sueltos y la creación de colecciones facticias. Sin embargo, este matiz coleccionista ha sido el impulsor de la clasificación sistemática de los sellos, creando nuevas tipologías que superan la tradicional división de la diplomática por autoridades (sello ecuestre, sedente, parlante, monumental, heráldico, iconográfico...) y una metodología descriptiva exhaustiva (material, forma, modo de aposición, medidas...). Además todavía continua siendo un ápice para la creación de catálogos en papel o en bases de datos online, labor facilitada por la concentración de estas piezas en colecciones.
La nueva sigilografía.
A mediados del siglo XIX, historiadores como Hermann Grotefend, Otto Posse, Louis-Claude Douet d'Arcq y Germain Demay, fueron los propulsores de la nueva sigilografía donde el sello se convierte en una fuente histórica. Aunque podemos poner como precedente el tratado sobre los sellos que publicó Heineck en 1709, donde además de la perspectiva diplomática, se analizaban los sellos desde la perspectiva de la historia, de la historia del arte y de la arqueología.
La nueva sigilografía sostiene que el sello como objeto material se presta a diversos puntos de vista: la historia, la genealogía, la heráldica, la arqueología, la historia del arte (es un pequeño objeto de arte mueble), la historia del poder y la historia del derecho (es una prueba de la capacidad jurisdiccional de una persona o una institución), la historia del armamento, la historia del vestido, la historia de la metalurgia... Actualmente nadie duda de su carácter como fuente histórica, e incluso algunos la definen como disciplina arqueológica auxiliar de la historia, aunque tampoco se debe olvidar que la sigilografía sigue siendo una parte importante de la diplomática y de las Ciencias y Técnicas Historiográficas.
Finalmente cabe recomendar la visita a la exposición virtual sobre el sello español que está organizada por el Archivo Histórico Español y patrocinada por el Ministerio de Cultura. En la cual se ofrecen unas nociones básicas de sigilografía, acompañas de imágenes de sellos españoles que las ejemplifican.
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